lunes, 27 de junio de 2011

Por qué son tan peligrosas

Las tosqueras, cavas, canteras o lagunas, como las llaman los vecinos que viven cerca, son cavadas para sacar la tosca que se usa en la construcción de caminos y edificios. Cuando se completa la extracción, sus creadores la abandonan y al poco tiempo se llena de agua de lluvia y de napas, y también de basura.

Dan la apariencia de tener aguas tranquilas, pero tienen remolinos que se generan por las zanjas que quedan de la explotación minera. Se produce una diferencia de temperatura importante entre una zanja que está a cuatro o cinco metros de profundidad y la superficie que se calienta con el sol. Entonces, entre las partes cálidas y las partes frías, se produce una corriente interna. Cuando alguien se mete y empieza a moverse, provoca movimientos ascendentes y descendentes del agua, que generan fuertes corrientes y remolinos, mortales hasta para un excelente nadador.

En el fondo crecen plantas que enredan a los que se sumergen y no los dejan salir a respirar, muchas veces cuando quedan atrapados en los remolinos la vegetación los envuelve y se ahogan. Los lechos de las cavas son arcillosos y fangosos y hacen un efecto sopapa, que absorbe a quienes pisen el suelo. Además las paredes son casi verticales, por eso son muy susceptibles a derrumbes cuando alguien se agarra del borde e intenta salir.



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