sábado, 30 de abril de 2011

Peligro de contaminación electromagnética en Berazategui

La empresa eléctrica EDESUR, con el acuerdo y colaboración del Gobierno Municipal de Berazategui, está avanzando en la construcción de la Subestación eléctrica Rigolleau, la cual viola el derecho a sus habitantes a vivir en un medio ambiente saludable, especialmente a los más chicos que son los más vulnerables ante la contaminación electromagnética que generará esta planta de energía en pleno casco urbano de esta localidad.

La Subestación Rigolleau prevé una generación de 132.000 voltios de energía, lo cual sería tres veces más potencia que la Subestación SOBRAL de la localidad vecina de Ezpeleta, que generó más de cien muertes en las manzanas linderas a la misma.

En la zona de influencia de esta subestación quedarán atrapados 15 centros educativos, a los que asisten 10.000 niños, niñas y adolescentes. Además, se suman las aproximadamente 1360 viviendas que se verían directamente afectadas por la contaminación electromagnética, que es letal para la vida humana.

La policía bonaerense cercó las calles que desembocan en donde pretenden instalar la subestación para que los vecinos no puedan impedir las tareas de zanjeado y clableado, que ya comenzaron.

Los vecinos de Berazategui están luchando para que el intendente de Berazategui, Juan Patricio Mussi, cumpla y haga cumplir con la ley nacional y provincial de promoción y protección del derecho de todos las personas a vivir en un ambiente saludable.




sábado, 23 de abril de 2011

Desechos electrónicos: Entrevista al presidente de La Toma del Sur

Según un Informe de la organización Greenpeace casi 10 millones de celulares fueron desechados a lo largo del 2010 en el mundo. De esta cantidad un porcentaje mínimo pasará por el proceso necesario para que al llegar al basural no causen severos daños al medio ambiente. Línea de Base entrevistó a José Barrera, presidente de la cooperativa La toma del sur, ubicada en Avellaneda, quien logró combinar la urgencia de generar puestos de trabajo luego de la crisis del 2001 con la necesidad de darle el correcto trato a los productos electrónicos desechados.

¿Cómo surge este movimiento?
Venimos de una agrupación social de protestas durante la crisis del 2001 por la necesidad inmediata de comer. Pero todos cumplíamos un oficio en fábricas. Nos planteamos un emprendimiento social, mientras creamos panaderías y carpinterías, pero de estos proyectos está lleno y eso lo hace poco sustentable. Cuando logramos establecernos para llegar a fin de mes empezamos a ver la ayuda que le podíamos dar a toda la sociedad y el mundo en el que vivimos, que está sufriendo tantas contaminaciones.
¿Cómo empezó a relacionarse con esta necesidad ambiental?
La contaminación no es solo en los ríos y la tierra, también es la calle en donde se mueven nuestros chicos y afecta en especial a las zonas pobres. Si los desechos no se manipulan adecuadamente traen enfermedades de todas clases. En lo personal yo fui aprendiendo las cosas a la marcha, quien no sabes es como quien no ve. Uno de a poco va tomando conciencia de lo relevante que son estas cosas.
¿Es insuficiente el trabajo respecto a los desecho electrónicos?
Es muy insuficiente. Este año salen al mercado un millón y medio de computadoras. Muchos de los que las compran ya tendrán una que se vuelve vieja y la tiran a la calle. Eso es una contaminación ambiental muy profunda. La placa de un monitor contiene plomo, mercurio y uranio entre otras cosas y contamina tres metros alrededor de la tierra. Por eso trabajamos junto con la municipalidad y con gente de Córdoba, Bahía Blanca y Santa Fe para que todos tengan al alcance la posibilidad de reciclar. Hoy tenemos las leyes pero no tenemos las condiciones para que se cumplan.
¿Cúal es el aporte social que lograron?
Lo más importante para mi es ayudar a las generaciones que surgen a crecer con una cultura del trabajo y un oficio. Hoy tenemos 25 compañeros trabajando en esta planta y muchos están aprendiendo electrónica e informática.. Además, muchas cosas que se pueden reutilizar se las damos a las fabricas de vidrio, cobre, plástico, etc. También vendemos máquinas reconstruidas a precios accesibles para la gente de menos recursos y un porcentaje de esas máquinas las donamos a escuelas. Nuestra meta es, una vez por mes, abrir salas de computación en las escuelas de Avellaneda. Todo esto ayuda a que nuestros chicos puedan crecer dignamente.
¿Cómo es su relación con la intendencia de Avellaneda?
Vengo de un movimiento social piquetero y siempre nos tuvimos que enfrentar con los gobernantes, siempre fue una lucha. Hoy, esta intendencia muestra una actitud de apoyo al proyecto y verdadero interés. Nos reducen los gastos dándonos camiones para transportar los residuos. Tener la ayuda del Estado es fundamental.
¿Y las empresas privadas?
Trabajamos con muchas como Fravega, Telecom, Samsung, Megatón, y varias más. Firmamos hace poco un convenio para recibir los desechos de estas empresas. Hay un cambio en el compromiso en el último tiempo por parte de todos.
¿Y por parte de la sociedad?
Si, bastante también. Ahora por ejemplo hacemos una campaña en los Country durante todo el mes. Ellos juntan todos los residuos electrónicos del lugar y nosotros los buscamos con un camión. La difusión también nos ayuda. Cuando la gente se entera muestra mucho interés en colaborar.
Creo que después de tanto individualismo hoy se busca retomar una sociedad participativa y comprometida.
Finalmente, ¿Cómo ve la proyección del su trabajo en el futuro?
Sabemos que la tecnología avanza a pasos agigantados. Cada vez duran menos los productos electrónicos, se desechan más rápido y en más cantidad y aunque sean más chicos contaminan cada vez igual o más. Encima el trabajo de extraerles los elementos perjudiciales como el mercurio es cada vez menos rentable. Entonces ya es medio tarde, pero la lucha hay que empezarla ahora. No son casualidad todas las catástrofes naturales que se están sucediendo.
Junto con Greenpeace estamos trabajando para que se sancione la ley impulsada por Filmus de Basura Electrónica que hace a los empresarios responsables de todo el ciclo de los productos. Ahora una vez que los venden ya no son su responsabilidad.


Video Institucional de La Toma Del Sur



Editorial

Todas las acciones humanas tienen un impacto ambiental. Todas las decisiones políticas repercuten sobre los recursos naturales y ellos, en definitiva, sobre nuestra calidad de vida.

Línea de base es la excesiva producción de gases atmosféricos que hemos dejado que las fábricas y grandes industrias produzcan acelerando el cambio climático al punto de poner en riesgo la capa de ozono. Línea de base es aquello que hoy tan popularmente se llama calentamiento global, pero del que nada se hace para corregirlo y solo se espera lucrar, ideando un sistema de cuotas de contaminación por país. Línea de base es la progresiva pérdida de biodiversidad a la que nos enfrentamos en consecuencia de la caza desmedida, talas y desforestaciones sistemáticas y transformaciones violentas en los ecosistemas para adaptarlos a los cultivos más rentables. Línea de base es millones de toneladas de basura y desechos tóxicos que se producen diariamente, y que luego se venden a los países más pobres para su entierro o incineración sin importar las consecuencias sumamente nocivas para sus habitantes. Línea de base es contaminación, consumo irresponsable, uso discrecional de las energías no renovables, derroche de los recursos naturales…   

Dicen que para analizar el impacto ambiental de alguna acción particular o medida política, hay que marcar una línea de base, una estado de la situación para utilizarlo como punto de partida, y así poder medir, estudiar, criticar, comprender, entender y advertir sobre las consecuencias positivas o negativas de determinado fenómeno. 

Esta es nuestra Línea de base.