sábado, 23 de abril de 2011

Editorial

Todas las acciones humanas tienen un impacto ambiental. Todas las decisiones políticas repercuten sobre los recursos naturales y ellos, en definitiva, sobre nuestra calidad de vida.

Línea de base es la excesiva producción de gases atmosféricos que hemos dejado que las fábricas y grandes industrias produzcan acelerando el cambio climático al punto de poner en riesgo la capa de ozono. Línea de base es aquello que hoy tan popularmente se llama calentamiento global, pero del que nada se hace para corregirlo y solo se espera lucrar, ideando un sistema de cuotas de contaminación por país. Línea de base es la progresiva pérdida de biodiversidad a la que nos enfrentamos en consecuencia de la caza desmedida, talas y desforestaciones sistemáticas y transformaciones violentas en los ecosistemas para adaptarlos a los cultivos más rentables. Línea de base es millones de toneladas de basura y desechos tóxicos que se producen diariamente, y que luego se venden a los países más pobres para su entierro o incineración sin importar las consecuencias sumamente nocivas para sus habitantes. Línea de base es contaminación, consumo irresponsable, uso discrecional de las energías no renovables, derroche de los recursos naturales…   

Dicen que para analizar el impacto ambiental de alguna acción particular o medida política, hay que marcar una línea de base, una estado de la situación para utilizarlo como punto de partida, y así poder medir, estudiar, criticar, comprender, entender y advertir sobre las consecuencias positivas o negativas de determinado fenómeno. 

Esta es nuestra Línea de base.

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